El Gobierno de España está considerando la puesta en marcha de la liberalización de las gasolineras. Esta idea ha surgido como consecuencia del precio del carburante en nuestro país (actualmente en máximos históricos). Así, mediante un impuesto para las empresas distribuidoras se pretende abrir la competencia y reducir los precios.

Los determinantes del precio del petróleo son: el precio del carburante, los impuestos y el margen comercial de las estaciones de servicio. Lo que afirma el gobierno es que el margen de beneficio que obtienen es mayor que en el resto de europa. El Estado ha pedido un informe a la Comisión Nacional de Competencia para que explique este hecho.
Con el posible impuesto se conseguiría reducir este margen de beneficio: las empresas se verían obligadas así a bajar el precio de sus productos ajustándose a la situación de recesión que atraviesa el país.
En España, el coste de la gasolina para las empresas es de 69,9 cts/litro y el margen está en el 15,5%; mientras que en Europa el coste es de 66,8cts/l y el margen de 13,3%. Para el gasóleo el coste es de 68,7 cts/l tanto en España como en Europa, sin embargo, el margen aquí es del 15,1% y de 13,3% en el continente.
Desde el punto de vista de los consumidores el litro de gasolina ha pasado de una media de 1,09€/l en el año 2009 a 1,489€/l en 2012 (es decir, una subida del 37%). Además, el gasóleo se ha disparado en un 46% yendo de los 0,96€/l (2009), a un precio actual de 1,408€/l.
Por ello, el gobierno defiende que un país en situación de crisis económica no puede asumir que, mientras otros sectores se ajustan a los recortes, el de las gasolineras continúe subiendo los precios y su margen comercial.
Bajo nuestro punto de vista, la liberalización del sector no supone una solución real, puesto que las empresas anteriormente nombradas llevan demasiado tiempo asentadas en el liderato.Así, cualquier nuevo empresario que se arriesgará la competir con ellas, se encontraría con muchas barreras de entrada.
Además, los factores sociológicos y psicológicos de la demanda jugarían en su contra, puesto que está muy arraigado el pensamiento de que los líderes ofertan la mejor calidad. De este modo encontramos que una liberalización justa no es factible, aunque desde un punto de vista moral sería lo correcto.
En cuanto a los precios, opinamos que la aplicación del impuesto sería una buena medida para la redución del margen comercial que obtienen las empresas. A pesar de que dicho margen es superior a la media europea, nuestro país no es ni mucho menos el que oferta el precio más alto. Esto es debido a que los impuestos son más bajos que los de la media Europea. Por ello los países europeos tiene precios superiores para conseguir un margen de beneficio proporcional, que en ningún caso alcanza igualmente al nuestro. Y es aquí donde radica el problema: para contener los precios las petroleras deben contener sus márgenes.
En cualquier caso realizar comparaciones entre países no es del todo acertado porque los nieveles salariales, el peso de la fiscalidad, la tasa de desempleo...no son iguales para todos ellos; sobre todo si nos basamos en la situación de crisis que afecta actualmente a nuestro país.
Como conclusión final consideramos que la propuesta del Gobierno debería mejorarse, porque creemos que la liberalización no sería efectiva y en cambio la aplicación del impuesto si que podría servir como regulador del precio.
Eva y Paula.
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